Crónica itinerario Sierra de la Muela SENDALHAMA

El pasado domingo 18 de octubre, coincidiendo con la última salida de la temporada 2015 de SENDALHAMA, 80 senderistas se dispusieron a recorrer en su totalidad la vecina sierra alhameña de La Muela.

A primera hora de la mañana ya se vaticinaba que la jornada iba a estar protagonizada por una agradable temperatura, así como de una atmósfera bien despejada que ayudó a poder interpretar tanto el paisaje de la comarca de Alhama como de diferentes sierras de la Región de Murcia.

El primer contacto con el itinerario fue en el mirador de la Muela, en donde los disparadores de las cámaras fueron sonando en medio de la tranquila mañana dominical. En este lugar el concejal de Medio Ambiente recibió a los senderistas, les invitó a disfrutar de las maravillas de esta ruta y aprovechó para anunciarles que el jueves 19 de noviembre se iba a celebrar en la Casa de Cultura el acto de clausura de las rutas de 2015. A continuación, los guías hicieron un repaso de las principales características de la ruta a realizar, así como normas de seguridad y recomendaciones para el correcto funcionamiento de la actividad.

Uno de los alicientes que tuvo esta salida fue, sin duda alguna, la intervención desinteresada de Manuel Gambín, un personaje de los que ya van quedando pocos. Una leyenda viva de la sierra de la Muela y de los barrancos de Gebas quien, visiblemente emocionado, relataba delante de todos los atentos participantes sus recuerdos de juventud en sus andaduras por esta zona. Sus palabras nos transportaron a un no muy lejano tiempo en el que las dificultades se entremezclaban con la felicidad de criarse en un entorno único.

Acto seguido, los senderistas comenzaron a recorrer el tramo que les separaba del vértice geodésico de la Muela, pasando por la zona de reserva cinegética del Monte Público de la Muela, en donde los guías explicaron la gestión de la caza que se hace en este monte a través de comederos, bebederos y siembra de las antiguas cañadas. En un tramo de este recorrido se aprovechó una zona embarrada para explicar algunos de los rastros que dejan los animales y que ayudan a saber de su presencia y de sus hábitos. En este caso, la evidencia del paso por el lugar de ardillas y jabalíes sirvió para hablar de estas dos especies.

Después del merecido almuerzo, y la típica foto de grupo en el punto más alto de la sierra, se iniciaba un recorrido por la cuerda del monte, en donde los participantes dieron rienda suelta a la imaginación mientras interpretaban las formaciones rocosas de la cara sur. Un auténtico placer para los sentidos. Sentidos que se tuvieron que transformar en atención cuando el vertiginoso descenso hacia el trasvase Tajo-Segura se hizo patente unos metros más adelante.

En este punto del recorrido fue cuando las caras de sorpresa fueron contagiándose entre todos los andarines, y es que en una ventana natural enmarcada por ejemplares de pino carrasco hizo acto de presencia uno de los platos fuertes de la ruta: el embalse de Algeciras. Un auténtico regalo para la vista. Esta inesperada masa de agua como surgida de la nada fue nuestra inseparable compañera de viaje hasta llegar a su Mirador en el que, tras una breve explicación por parte de los guías, se hicieron otras cuantas fotos para el recuerdo.

Desde allí y siguiendo el trasvase, nos adentramos en una vieja senda que comenzaba a acariciar las suaves laderas de la umbría de La Muela, hasta llegar a una pista forestal que nos dejaría, poco después, bajo los pies del centenario Pino Grande.

Después de esta obligada parada interpretativa los caminantes acometieron el último ascenso de la jornada, recorriendo unas de las antiguas zonas de cultivo de la zona, en donde poco más adelante nos esperaban los autobuses.

Una vez más Sendalhama cumplió con el objetivo de aunar senderismo e interpretación del entorno, ya que los guías nos descubrieron curiosidades que posiblemente se hubieran pasado por alto. Se hizo un repaso de la compatibilidad de actividades de uso público, así como de las puntuales repercusiones negativas hacia el medio. Se conoció de primera mano los usos de algunas plantas y sus adaptaciones al clima mediterráneo. Y entre otras cosas, se pudo disfrutar del vuelo rasante de una pareja de cernícalos vulgares, interpretando también las huellas de multitud de animalillos que deambulaban por el bosque horas antes de nuestro paso.

Como en tantas otras ocasiones la colaboración de los voluntarios de Protección Civil, tanto de los que iban caminando con la alargada "serpiente multicolor" de senderistas como los que nos acompañaban en el vehículo de apoyo, fue decisiva para garantizar el éxito de esta actividad.

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