Las teclas del antiguo piano que presidió el salón principal del Balneario de Alhama volvieron a sonar después de 100 años

Con motivo del Día Internacional de los Museos la Concejalía de Cultura y Patrimonio celebró, la noche del jueves 17, un concierto en el que volvió a sonar el antiguo piano del Hotel-Balneario. Después de cien años, las teclas de marfil del piano, tocadas en los restos de lo que fue su último lugar y que hoy es el Museo Arqueológico de los Baños, dejaron entrever y sentir las tardes y noches de sociedad de la alhama de finales del siglo XIX.

Bajo la bóveda romana el público llenó al completo sillas y espacios para presenciar lo que supuso una noche muy especial, ya que no sólo volvió a sonar el piano, sino que su música acompañó fragmentos de la película muda "La Verbena de la Paloma" de 1921, un film recientemente recuperado que aún no se ha proyectado.

El acto, presentado por la concejala de Cultura y Patrimonio, Carmen María Rodríguez, estuvo a cargo de José Miguel Lorente Hernández, profesor titular en las especialidades de clarinete y piano en las Escuelas Municipales de Alhama y Totana, así como miembro de diversas agrupaciones musicales y de jazz.

En él, se entrelazaron la música del piano, las imágenes de la época en la que sonaba diariamente y la conferencia de Víctor Javier Martínez, licenciado en Historia del Arte por la Universidad de Murcia y la persona encargada de la puesta a punto del piano que, conservando todas sus piezas originales, ha hecho posible que vuelva a sonar.

El piano, que se encontraba ubicado en el Hotel-Balneario de Alhama de Murcia, fue donado al Ayuntamiento de Alhama de Murcia por la pintora María Dolores Andreo Maurandi en nombre de toda su familia en el año 2004. Los Andreo Maurandi fueron los últimos propietarios del Balneario antes de su demolición en el año 1972.

El piano vertical es una pieza de excepcional interés y de gran valor histórico y cultural fundamentalmente para Alhama, ya que es testimonio de esa última etapa de esplendor de los Baños de finales del siglo XIX.

Gracias a los últimos estudios realizados por el musicólogo Víctor Javier Martínez, se sabe que fue fabricado en Berlín, en torno a 1890-91 por la casa conocida por su firma como C.OTTO con número de serie 2473/4.

El piano, ubicado en el salón de recreo o de sociedad del balneario, sirvió en muchas ocasiones para la interpretación de melodías y recitales u otras interpretaciones en las que participaban los bañistas y vecinos, junto a ilustres personajes de nuestra historia, entre los que cabe destacar las visitas en los primeros años veinte de Santiago Ramón y Cajal y Sra. durante las temporadas de baño, alojándose en dicho Balneario.

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